martes, 24 de abril de 2012

Afirmó comisario de Polisalias Pedro Gil:

 

“En 20 años no había visto algo tan

horrible como en la Panamericana”



El uniformado, tras ayudar a cerrar los accesos a la arteria vial que comunica la capital de la República con los Altos Mirandinos, fue al lugar del siniestro, donde entendió la magnitud de lo ocurrido

Johana Rodríguez
jrodriguez@diariolaregion.net/@michellejrl

LOS TEQUES. “He acudido a infinidad de siniestros, he visto personas decapitadas, calcinadas e incluso aplastadas, pero nada supera lo presenciado en el kilómetro 4 de la carretera Panamericana”, refiere el comisario Pedro Gil, quien labora en la policía del municipio Los Salias.

Cuando fue a trabajar el jueves 29 de diciembre del 2011, jamás pensó que se vería envuelto en un suceso de tal envergadura. “Estaba en la comandancia cuando recibimos una llamada en la cual nos solicitaban apoyo para cerrar los accesos en la carretera Panamericana, debido a que una gandola aparentemente se había encunetado y había un derrame de combustible en la vía”.

El efectivo, con 20 años de carrera, no dudó en prestar el apoyo, pese a que para el momento del hecho reinaba mucha confusión y se desconocía que era lo que había ocurrido con precisión. Y es que en principio reportaron el hecho como un volcamiento de una gandola; pero minutos después hablaban de una gran explosión, que, según especulaban, había dejado al menos un fallecido y varios lesionados.

Las cadenas por mensajería de texto no se hicieron esperar, y cada vez más personas aseguraban que había más de 10 muertos en el sitio, pero para Gil, esto aún eran habladurías.

Verificado que el paso estuviera cerrado y tras guiar a cientos de conductores para que tomaran vías alternas como La Mariposa, el efectivo policial se trasladó junto a una comisión al lugar del hecho, para ver qué otra ayuda podrían prestar, pese a que ya estaban fuera de su jurisdicción.

“Lo que vi allí fue impresionante; aún los bomberos trabajaban arduamente por sofocar las llamas. Cuando noté que un autobús estaba calcinado comprendí por qué la gente hablaba de varios occisos, y lamentablemente cuando el caos pasó, la cifra se confirmó: trece personas habían pasado a otro plano”.

-Según la información que recabamos en el lugar del siniestro, varios pasajeros retornaban de una peregrinación en La Guaira, estado Vargas. En cuanto a las razones de lo que fue este lamentable evento, creo que siempre serán un misterio, pues nadie puede asegurar  con propiedad que el chofer de la gandola venía a exceso de velocidad o si la unidad que manejaba traía un bote de combustible. Fue el destino que se pronunció.

Arde la carretera
“Ver como la Panamericana ardía en llamas que se propagaron casi un kilómetro, me impactó y conmovió, porque de inmediato fui consciente del dolor que debe haber sufrido la gente que estaba en el autobús. Es una situación de desespero”, relata Gil, quien sólo se siente reconfortado al saber que con el apoyo de Polisalias y demás fuerzas vivas en el sitio, se evitó que más venezolanos se vieran afectados.

-Afortunadamente era un día de asueto navideño y pocas personas se trasladaban por la arteria vial que comunica a la capital de la República con los Altos Mirandinos, y todos actuamos rápida y eficazmente para desviar a los conductores, porque de lo contrario el saldo de víctimas pudo haber sido mayor.

Gil también se siente mejor al recordar cómo vio a vecinos de las orillas de la Panamericana salir de sus casas para ayudar a quienes estaban en estado de shock dentro de sus vehículos, sin saber que hacer ante tal llamarada que amenazaba con arrasar con todo lo que había a su paso. “Hubo solidaridad y salió lo mejor de los bomberos, Protección Civil (PC), cuerpos policiales y Dibise, por nombrar sólo algunos de los funcionarios, que a riesgo propio, acudieron al llamado de auxilio”.


Sin precedentes
En 20 años de carrera policial es mucho lo que ha visto el comisario Pedro Gil, sin embargo, al reflexionar escasos segundos sobre lo ocurrido, no duda en sentenciar que es lo más trágico que ha ocurrido en los Altos Mirandinos. “Esas personas sufrieron una de las peores muertes; tal vez ni sabían lo que ocurría cuando perdieron la vida en medio de las llamas, sin oportunidad de buscar la salvación”.

Las pérdidas se hicieron sentir con más fuerza por la cercanía del año nuevo. “Había pasajeros que venían de otros estados inclusive para celebrar la llegada del 2012 con su familia en Los Teques. Nadie podía imaginar que esto ocurriría. Lo que queda es tomar este hecho como un llamado de atención a conducir con prudencia y tener en cuenta que el día del infortunio puede cruzarse en nuestro camino cuando menos lo pensamos”.

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