jueves, 17 de mayo de 2012

Chichén Itzá es la mezcla perfecta entre pasado y más allá



Civilización Maya: Una cultura

obsesionada con el tiempo






Si deseas tener un encuentro con gigantes de piedra que cuenten la historia de un pasado lejano, no puedes dejar de visitar las ruinas ubicadas en México, donde confluyen magia y religión


 




Johana Rodríguez
jrodriguez@diariolaregion.net/@michellejrl



LOS TEQUES. Impactantes. Así son las ruinas mayas, vestigios que siguen arrojando luces sobre una enigmática civilización, vinculada por algunos con extraterrestres y por  otros con el fin del mundo, pues su calendario finaliza el 21 de diciembre del 2011.

Transcurriendo el estigmatizado año, los guías encargados de  los paseos realizados a Chichén Itzá, en la península de Yucatán, México, se encargan de desmontar el mito fatídico que gira en torno a esta civilización, catalogada por muchos como obsesionada con el tiempo, lo que no resulta casual si se toma en consideración los hallazgos numéricos realizados por ellos.

Y  es que lo que ha servido de trama para películas de suspenso y acción, tiene una lectura muy diferente por los mexicanos, “pues los mayas hacían referencia a eras, y con el fin del calendario se daba fin a una etapa, no al mundo”, recalcó Selene, quien cada día realiza esta excursión con visitantes de diferentes partes del mundo que desean conocer unas de las Nuevas Maravillas del Mundo.

Pese a que la responsable de guiar el paseo afirma que es erróneo alarmar a la población por el supuesto fin del mundo, reconoce que puede haber un cambio, “una especie de llamado de atención de la naturaleza para tomar consciencia y dejar de hacer los desbarajustes a los que últimamente estamos enfocados”.

Conscientes de esta situación y de la pasión de los mayas por la naturaleza, quienes creían en el Dios Sol y la Luna; así como la serpiente emplumada Kukulcán, encargada de bendecir las cosechas, los mexicanos tienen una fuerte cultura conservacionista digna de admirar, por lo que a lo largo del paseo recuerdan tanto a propios como extraños la importancia de respetar a la madre tierra; promoviendo el reciclaje así como el uso de protector solar biodegradable.



Sitios de interés
Quien  realiza este recorrido no puede dejar de visitar Chichén Viejo, que fue el primer centro poblado establecido en torno a los cenotes (pozos subterráneos) hacia los años 415-435 d.C. antes de la influencia  tolteca. En este período se construyeron algunos  monumentos de gran interés, como el edificio “Las Monjas”, llamado así por los conquistadores  debido a que al tener numerosas habitaciones, lo asociaban a la estructura de los conventos. Asimismo nombraron “La Iglesia” a otro hermoso edificio estilo Puuc que según los españoles se asemejaba a las iglesias cristianas europeas.

No obstante, el protagonista de este paseo es el castillo-pirámide de Kukulcán, edificio erigido en honor al Dios Kukulcán, cuya construcción en sí misma es la representación del calendario maya: cada escalón es un día del año, cuya suma son los 365 días del año solar. Su edificio fue sobrepuesto a otra pirámide menor, la cual aún conserva una cámara donde se encuentra el trono del jaguar rojo. También destaca el monumento a la Serpiente Emplumada, cuya ubicación fue establecida matemáticamente para registrar la llegada de la primavera  (21 de marzo) y el otoño (23 de septiembre) en los equinoccios, durante los cuales es posible observar a la Serpiente Emplumada o Kukulcán, descender de la escalinata en dirección al Cenote Sagrado, en un juego de luz y sombras.

Igualmente no puedes dejar de pasar por “El Observatorio”, también conocido popularmente como “El Caracol”, siendo uno de los edificios más importantes de la cultura maya, pues desde allí observaban la bóveda celeste y seguían los pasos de Venus, el sol, la luna, y otros eventos cósmicos;  convirtiéndose su conocimiento de los astros en piedra angular de los descubrimientos astronómicos del siglo XX.

Otro lugar obligado para fotografiarte, es el Cenote Sagrado, lugar que fue motivo de peregrinaciones como parte del culto al Dios del Agua, donde los mayas arrojaban ofrendas ceremoniales que consistían principalmente en objetos preciosos como piezas de oro, jade, cobre, tela y cestería.


Puerta en el tiempo
Sobran maneras de conocer estas ruinas, ya que puedes ir por tu cuenta o pagar por algún paquete, cuyo valor agregado son los guías, personas tan bien preparadas que hacen que los turistas terminen conociendo y disfrutando de los detalles de esta cultura que aún vive gracias a los aportes para mantener vivas sus creencias y costumbres, solo que con un toque de modernidad evidenciado en el acceso a los servicios públicos básicos.

Y es que al caminar con los guías descubres que muchos vinculaban a los mayas con seres de otro planeta, debido a que tenían entre sus rituales, la costumbre de colocar tablas amarradas con vendas en las cabezas de los varones, lo que hacía que la región craneoencefálica creciera en forma ascendente.

Igualmente aprendes que los mayas no adoraban el oro, y lo calificaban como “defecaciones del sol”, razón por la cual no tenían inconveniente alguno en que los españoles lo tomaran, quienes sin entender esta cultura, y por miedo a lo desconocido, quemaron la biblioteca donde estaba recopilado y registrado todo el saber de esta civilización, quedando a salvo apenas tres libros que habían sido ofrendados y que en la actualidad están distribuidos en Madrid, Alemania y Francia, tras haber sido adquiridos por coleccionistas que sólo permitieron que la nación mexicana obtuviera copias, que han servido a los estudiosos para tratar de entender parte de esta rica cultura que tanto aportó a la humanidad, pese a las limitaciones tecnológicas de su época.

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